Buscar el rostro de nuestro señor Jesucristo y no dudando pues él va con nosotros como poderoso gigante. Aunque veamos el triunfo del mal, aprendamos a esperar en Dios.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
2 Timoteo 1:7